Acabo de llegar de mi primer Friday Night Magic (FNM), el torneo de Magic por excelencia. Con eso de haber vivido alejado de la civilización durante toda la vida (La Manga del Mar Menor, ese lugar desconocido), ir a uno de estos eventos me resultaba demasiado difícil cuando jugaba hace años a las cartas, pero ahora, habiendo empezado de nuevo y con una tienda que organiza FNM al lado de mi casa, en Dual Games, jugar no era una opción, sino (casi) una obligación.
Este FNM me ha servido para ir haciéndome una idea de que, si quiero jugar a las Magic, hay que ponerse las pilas. No vale con un mazo cualquiera para pasar el rato (el event deck que compré hace poco se ha quedado corto por todos sitios), porque con un mazo cutre pasas de todo (vergüenza, principalmente), menos el rato. Ya sabía que no sería llegar y besar el santo...